sábado, 11 de septiembre de 2010

La primera odisea...in situ

Tras varios días incomunicada, pero ya en tierras germanas, me decido a escribir mi primera deutsche-entrada.
Lo que más en vilo me tenía era el puto vuelo con ryanair. Miedo a que me echaran para atrás alguna maleta, miedo a tener que pagar 100€ por sobrepeso de equipaje…
Confío en que este sea mi último vuelo con ellos. En realidad no fue mal.

Como ya sabéis, mi itinerario fue MADRID-GERONA (5 horas de escala) GERONA-MEMMINGEN.
Ambos vuelos llegaron puntuales y tardé un suspiro en coger las maletas, porque salieron las primeras . La espera en Gerona fue horrible, después de haberme levantado a las 4.30 de la mañana para coger el avion en Barajas.

Obviamente, no podía echar ni una cabezada, por miedo a que me robaran todo el equipaje (es jodido, estar 5 horas vigilando y cargando 40 kilos de equipaje!!!), asi que nada…leí un rato, escuché música otro rato y las otras 4 horas las dediqué a intentar averiguar de donde era cada pasajero que se sentaba a mi lado: italianos los que más!!!

Finalmente en cuanto embarqué dirección Memmingen, me quedé frita en el avión y no oí el mercadillo aéreo de Ryanair, ni sus musiquitas trinfales de aterrizaje y despegue. Creo que en venganza por mi osadía, mi maleta grande llegó sin ruedas. LITERALMENTE AMPUTADAS DE CUAJO.Eran casi las 7 de la tarde y como estaba ya tan hasta el co*ñete, ni reclamé ni hostias…total, era de los chinos, y ya ha durado lo suyo (unos 6 o 7 viajes en avion y otros tantos en coche)

Me esperan allí mi host-mum, la pequeña y los abuelos a los que conocí por primera vez. Very alemanes. Calcetines con chanclas incluidos.

La abuela me regaló una caja de bombones, y como era el primer atisbo de comida que veía desde las 10 de la mañana, se me iluminaron los ojos y creo que les dí miedo.
De camino a la casa, y con mis malogradas maletas en el maletero, paramos en McDonals a cenar y la verdad es que me supo a gloria…todo salvo la CocaCola, que era una especie de brebaje azucarado con sabor a jarabe para la tos con burbujas.

Al llegar a casa, me ayudó mi host-mum a bajar las maletas hasta mi habitacion (la planta de abajo es mía, incluida una “bodega” con ricas cervezas que visitaré pronto). En mi mesilla de noche, había un llavero de Hello Kitty para mis futuras llaves, unos chocolates y unos Gummibären (ositos de gominola) y además una tarjeta de bienvenida. So cute!

Me pegué una ducha rápida (mi amigo-novio-exnovio decía “disfruta cada ducha en Alemania como si fuera la última…”, y es que lo cierto es que no hay mucha higiene por aquí. Ojo, que la familia no atufa, pero mi vuelo Gerona-Memmingen era un puto vertedero) y hurgué en busca de mi pijama en la maleta.
Me eché a dormir y ya no supe más.

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